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Acompañar en la Infertilidad

Si pensamos en parejas que buscan un hijo y no consiguen el embarazo naturalmente, seguro nos surgirá algún nombre en especial, si no es que lo pensamos en primera persona. Si hemos tenido la suerte de no sufrir dificultades para concebir, seguramente conocemos a alguna amiga, familiar cercano, amigo, pareja, etc.

Acompañar. Hoy no intentamos pensarlo desde lo profesional, sino desde los lugares cotidianos que ocupemos cerca de aquellos que están en procesos diagnósticos y terapéuticos para lograr el embarazo. Entonces, que bueno sería hacer circular algunas sugerencias, entender que hay algunas palabras, frases y consejos, que aunque sean emitidos con la mejor voluntad de ayudar y apoyar, en ocasiones solo logran aumentar las sensaciones de frustración de quienes los reciben.

Antes que nada: las decisiones son de los protagonistas. Desde la más simple a la mas compleja. Desde el médico que eligen para tratarse, hasta el tipo de procedimiento al que se someterán. En esos momentos no aportamos nada haciendo referencia a las elecciones de otras personas, los embarazos conseguidos por otras técnicas, o la información que encontramos en internet.
Los repetidos consejos de viajar para relajarse y volver con un embarazo, olvidarse por un tiempo del tema, visitar un curandero X, suelen poner mas tensión a la búsqueda. Nuestros pacientes relatan que frente a estas intervenciones sienten mas estrés y una mirada de los otros que les sugiere que el embarazo no les llega solo por ansiosos, y que como no se relajan son «culpables».
Luego nos encontramos con intervenciones algo más duras; frente a repetidos tratamientos alguien les transmite a quienes los transitan que son algo egoístas, porque habiendo tantos chicos «abadonados», podrían adoptar uno y dejar de insistir. Como si esta fuera una decisión simple y obvia. Se desconoce que hay decisiones que requieren renuncias previas y cada uno tiene sus tiempos para hacerlas.
Mucho más allá está lo que se opina cuando los tratamientos implican, por ejemplo, recurrir a donante de esperma o de óvulos, o ambos. Aquí podemos ver como se despliegan algunos juicios morales, religiosos y éticos, los cuales los propios pacientes ya se cuestionan y con los que debemos trabajar de la manera adecuada para que sean ellos los que estén tranquilos y conformes con el camino que seguirán.
Esto es solo una exposición que intenta mostrar lo que en ocasiones sucede alrededor de los tratamientos de fertilidad cuando el entorno intenta opinar y aportar, la mayoría de las veces, con la intención de ayudar.
Y como el entorno logra mucho si se lo propone, queremos compartir otras formas, sugerir otros contactos.
Antes que nada, evitar los juicios, la referencia a estadísticas personales o de otros conocidos.
No dar recetas mágicas, ni dar por sentado resultados positivos frente a las mismas.
Estar presentes escuchando cuando la pareja o alguno de sus miembros quiera o necesite hablar, compartir, o preguntar.
Podemos ofrecer ayudarlos y darles soporte con cuestiones de la vida cotidiana que faciliten la asistencia a ecografías análisis, consultas, cirugías, transferencias, etc. (resolver alguna cuestión de trabajo, de traslados, por ej).

Podemos ser tolerantes con los estados de ánimo fluctuantes que se observan, sobretodo cuando un tratamiento no funciona. Permitir el llanto sin intentar silenciarlo es un recurso, lo que sucede es que quizás nosotros no lo toleramos porque no sabemos como manejarlo, y no nos gusta que la persona que queremos sufra, entonces podemos caer en frases directivas acerca de como salir de ese momento de crisis.

Evitemos las directivas.
Podemos entender que aunque nosotros, como vínculos cercanos de los protagonistas, estemos con ansiedades y ganas de saber como va todo, hay momentos adecuados para preguntar y otros no tanto: Llamar ansiosamente a la pareja durante los días posteriores a una transferencia de embriones, por ejemplo, cuando ellos mismos no saben aún el resultado y cargan con su propia ansiedad hasta el momento de hacer el análisis, no tiene un efecto positivo. Ejercitar la paciencia acompañando, es mas productivo para todos y evitamos que la pareja prefiera aislarse y esconderse del entorno.

Frente a una pareja que atraviesa problemas de fertilidad:
Respetemos sus tiempos, la información que quieran dar, los silencios.
Estemos cerca, pero no invadiendo. Demos soporte, pero no seamos intrusivos.
Escuchemos, pero no juzguemos.
Entendamos los enojos, no son con nosotros, son con la situación, con el esfuerzo y la energía que ponen en algo que para otras personas es tan natural, rápido y sin complicaciones.
Seamos empáticos con el dolor psíquico que no poder alcanzar el hijo que se desea provoca.
Y sobretodo, no los dejemos solos..Siempre los vínculos significativos son necesarios, solo hay que saber como acercarse.

Como sociedad, depende de nosotros dejar circular formas de enfrentar los problemas de fertilidad. Nunca olvidemos que el producto de los tratamientos será un nuevo y único ser humano, y la forma de lograr que venga a este mundo, siempre que sea con ética, respeto y elecciones legales, maduras y concientes puede ser acompañada por nosotros. Empecemos respetando y sosteniendo a los padres, porque es la manera de que ellos mismos no sientan verguenza de lo que les pasa, ni de las elecciones que toman. Porque así no sentirán la necesidad de mentir a los hijos que vengan acerca de como llegaron a sus vidas, ya que nunca deberíamos avergonzarnos de haber tomado caminos diferentes para transformarnos en padres, si lo hicimos desde el genuino y profundo deseo de tener un hijo y ofrecerle una crianza rodeada de afecto y respeto.

Verónica Tirados
Lic. En Psicología – M.P 3017
Coordinadora del área de Psicología de Origen – Salud Reproductiva

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